Lavarse las manos y cuidar la higiene de los alimentos son dos aspectos fundamentales. Cuidar a los niños en ese sentido es también un deber. De esa manera, se estarán previniendo diversas enfermedades, entre ellas las diarreas.
La higiene se refiere al conjunto de prácticas y comportamientos orientados a mantener condiciones de limpieza y aseo que favorezcan la salud de las personas.
La falta de hábitos higiénicos adecuados por parte de las personas se convierte en un problema grave, no solo por lo desagradable de una mala apariencia o de los malos olores, sino por el potencial peligro de transmisión de virus y gérmenes. La buena o mala higiene incide de manera directa en la salud de las personas. Son varias las enfermedades relacionadas con la higiene inadecuada: diarreas, enfermedades gastrointestinales e infecciones de la piel, entre otras. Por eso, enseñarles a los hijos buenos hábitos higiénicos es fundamental para protegerlos de enfermedades.
Con los alimentos
La contaminación de los alimentos se produce desde diferentes fuentes, el agua, el aire, el suelo, los seres humanos y los animales. Según la Organización Mundial de la Salud la higiene alimentaria comprende todas las medidas necesarias para garantizar la inocuidad necesaria de los alimentos, manteniendo a la vez el resto de cualidades que les son propias, con especial atención en el cuidado nutricional.
En ese sentido hay ciertos aspectos del tema para no olvidar.
Los alimentos perecederos deben consumirse el mismo día que se elaboran, al menos en verano, pues estos tienden a dañarse o descomponerse rápidamente. En su defecto deben refrigerarse inmediatamente y controlar muy bien su estado. Tener cuidado en cómo se guardan.
Antes de consumir un alimento, la higiene de las manos es clave. Hay que lavárselas antes y después de ir al baño, luego de tocar juguetes, tierra, arena, llaves y dinero. Para cuando no se está en casa, son útiles las toallitas húmedas y el alcohol en gel. Permiten una rápida, práctica y eficaz higienización para antes de consumir alimentos.
Lavar y desinfectar frutas y verduras antes de su consumo. Corroborar bien la fecha de vencimiento de los alimentos. No estornudar o toser sobre la comida y evitar consumir carnes, pescados o mariscos crudos son otras de las costumbres que todos deberíamos adquirir
Analía Martín
En ese sentido hay ciertos aspectos del tema para no olvidar.
Los alimentos perecederos deben consumirse el mismo día que se elaboran, al menos en verano, pues estos tienden a dañarse o descomponerse rápidamente. En su defecto deben refrigerarse inmediatamente y controlar muy bien su estado. Tener cuidado en cómo se guardan.
Antes de consumir un alimento, la higiene de las manos es clave. Hay que lavárselas antes y después de ir al baño, luego de tocar juguetes, tierra, arena, llaves y dinero. Para cuando no se está en casa, son útiles las toallitas húmedas y el alcohol en gel. Permiten una rápida, práctica y eficaz higienización para antes de consumir alimentos.
Lavar y desinfectar frutas y verduras antes de su consumo. Corroborar bien la fecha de vencimiento de los alimentos. No estornudar o toser sobre la comida y evitar consumir carnes, pescados o mariscos crudos son otras de las costumbres que todos deberíamos adquirir
Analía Martín
Lic. Nutrición
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